A finales del siglo XIX y principios del XX, Catalunya jugó un papel relevante en la industrialización de España a través de una clase emergente de visionarios emprendedores, que abanderaron la modernización de un país deprimido y desnortado tras la pérdida de sus últimas colonias.Uno de aquellos emprendedores fue Francisco Serramalera Abadal, popularmente conocido como Paco Abadal, un personaje polifacético y resuelto de la burguesía catalana que destacó tanto en el ámbito deportivo, en el industrial y en el publicitario. El manresano despuntó en las incipientes carreras de velocípedos, se erigió en pionero del motociclismo y brilló a los mandos de automóviles de las firmas que representó como de las que creó. La legendaria Hispano-Suiza no se concibe sin la contribución deportiva, comercial y publicitaria de Abadal, quien, una vez desligado de ella, siguió cosechando éxitos con las firmas distinguidas con su apellido. Setenta años después de su desaparición y a partir de las hemerotecas y de los archivos de su nieta, Pilar Abadal, el periodista Bernardo Valadés detalla la trayectoria deportiva de Paco Abadal desde sus inicios en los velódromos de Catalunya hasta sus deslumbrantes exhibiciones en Madrid, al volante del conocido Abadal Centella, y que se seguirá de otros tres textos: su obra industrial, su obra publicitaria y su biografía.

Lejos de presentarse como una biografía al uso, la de Paco Abadal permitirá al lector descubrir la España y, de manera muy especial, la Catalunya de una época caracterizada por la eclosión de la automoción, la aparición de las primeras publicaciones deportivas y la transformación de una sociedad en constante evolución a través de una narración amena, detallada y acompañada de un material gráfico de innegable interés.

La obra rinde tributo a un deportista único e irrepetible que, si hubiera pertenecido a la actual era de internet y las nuevas tecnologías, atesoraría la popularidad de competidores de la talla y repercusión de Alberto Contador, Jorge Lorenzo o Pedro Martínez de la Rosa.

Les invitamos, pues, a retroceder en el tiempo, a viajar hasta finales del siglo XIX y a descubrir a un joven bien parecido y de mirada decidida que no tardará en demostrar sus cualidades a golpe de pedal.