HISTORIA DE LOS AEROPUERTOS DE MADRID (I).
- Este libro es el primero de dos volúmenes de Historia de los aeropuertos de Madrid.
Podríamos fijar los orígenes de la aeronáutica en la capital de España en el año 1783, cuanto Agustín de Betancourt, el 29 de noviembre, elevó por los aires el primer globo aerostático español.
Desde los aerostatos a los primeros aeroplanos de madera y tela, los cielos de Madrid se han visto ininterrumpidamente surcados por los diversos aparatos con que el hombre ha conseguido poner en práctica sus deseos de emular a las aves.
Pero poco a poco la aviación dejó de ser una aventura para convertirse en un medio de transporte seguro tanto para pasajeros como mercancías. Por ello, pronto fue necesario disponer de unas instalaciones, en un principio precarias, que permitiesen realizar las operaciones de las aeronaves y, al tiempo, guarecerse de las inclemencias del tiempo a los viajeros. Se seleccionaron unos terrenos despejados y libres de obstáculos en el municipio de Barajas, y el 22 de abril de 1931 se abrió al tráfico el aeropuerto de Madrid-Barajas. Desde entonces no ha dejado de desarrollarse, convirtiéndose en la puerta de España al exterior y aportando un valor indiscutible a la economía y la sociedad de la ciudad de Madrid. Recientemente acaba de inaugurarse la Terminal 4 que permitirá acoger un tráfico de casi el doble del actual y que, sin duda, proporcionará a sus usuarios unas instalaciones cómodas y acordes con la importancia de este aeródromo a escala mundial.
Durante todo este tiempo este aeropuerto ha atravesado diversas etapas, que reflejan no sólo los avatares del transporte aéreo en nuestro país, sino la propia historia de los madrileños, desde aquellas asombrosas instalaciones que en los años 50 eran objeto de visitas de muchos de ellos -que posaban ante los improvisados fotógrafos con los aviones al fondo como signo inequívoco de modernidad-, a las modernas y sofisticadas instalaciones de esta T-4 que sin duda se convertirá también en un símbolo emblemático de nuestra capital.