No cabe duda de que los cohetes han tenido mucho que ver con el afán humano de surcar los cielos y llegar más alto, más rápido. Y en este camino, la invención de la pólvora marca un antes y un después, no en vano también fue bautizada como oro negro allí en Oriente donde fue descubierta. Su primera utilización fue para la impulsión de flechas y cañones de fuego, aunque la elaboración de petardos y su utilización en las fiestas populares, no pasa a nadie desapercibida.

Pero en esencia un cohete es un motor, una forma de conseguir mover un objeto y elevarlo en el aire, pero la única que permite este movimiento en el vacío. Por ello, hoy en día se ha convertido en un elemento imprescindible en la carrera espacial.

Una vez más la aplicación de la ciencia al campo militar durante la Guerra Fría en los años 60 proporcionó el desarrollo tecnológico adecuado para conseguir posteriormente grandes avances en la vida civil.. Hoy sabemos que la investigación en este campo requiere de la participación de muchas naciones, una unión de esfuerzos que ha dado grandes avances para toda la Humanidad, y que sin duda seguirá proporcionándonos grandes sorpresas.

Iñaki Ascacíbar, autor ya conocido en esta colección, nos acerca a todo este proceso, aparentemente tan complicado y tecnológico, de una forma amena, con anécdotas, esquemas y fotografías que bien seguro proporcionarán al lector una lectura didáctica y llena de curiosidades.